El laurel de montaña (Kalmia latifolia) es un vistoso arbusto ornamental que es resistente a las zonas USDA 5 a 9. En la primavera y principios del verano, las plantas maduras exhiben una deslumbrante exhibición de pequeñas flores agrupadas. Si bien sus hermosas flores y su follaje de hoja perenne atraen la atención de muchos paisajistas, también son apreciados por su amplia adaptabilidad, creciendo bien tanto a la sombra como al sol.
Aunque estas plantas generalmente no tienen problemas, existen algunos problemas que pueden hacer que el vigor de la planta sufra al cultivar laurel de montaña. ¿Qué le pasa a mi laurel de montaña, preguntas? Descubra aquí los problemas habituales de los laureles de montaña y cómo solucionarlos.
Acerca de los problemas del laurel de montaña
Los problemas con las plantas de laurel de montaña pueden ocurrir por una amplia variedad de razones. Ya sea que la lesión haya sido causada por el clima, infecciones por hongos o problemas bacterianos, es importante poder identificar rápidamente el problema y determinar el mejor curso de tratamiento para las plantas. Si bien algunas causas de los problemas del laurel de montaña pueden ser incidentales, otras pueden progresar y extenderse a otros laureles dentro del jardín sin la intervención del jardinero.
A continuación, se muestran algunos de los problemas más comunes de laurel de montaña que puede encontrar al cultivar estos arbustos en el paisaje.
Daños climáticos
Uno de los problemas más comunes con el laurel de montaña es el resultado del daño causado durante las inclemencias del tiempo. Dado que este arbusto es de hoja perenne y mantiene el follaje durante todo el invierno, es susceptible al daño causado por las bajas temperaturas. Esto ocurre con mayor frecuencia en jardines ubicados en la región más fría de su zona de resistencia.
Los jardineros que viven en áreas que experimentan fuertes nevadas y condiciones invernales ventosas también pueden notar ramas rotas y evidencia de hojas oscuras. Para mantener estas plantas, asegúrese de eliminar las ramas muertas y deséchelas. La eliminación de los materiales vegetales del jardín es un paso importante para prevenir enfermedades, ya que muchos organismos pueden vivir e invernar en la madera muerta. Las plantas deberían recuperarse en la primavera cuando se reanude el crecimiento.
Los arbustos de laurel de montaña también son sensibles a la sequía. Los signos de daño ocasionados por condiciones secas incluyen hojas caídas, pardeamiento de las hojas y, a veces, tallos agrietados. Las plantas estresadas por la sequía también suelen ser más susceptibles a otros patógenos. Asegúrese de regar profundamente los laureles de montaña, al menos una vez a la semana, durante la temporada de crecimiento activo.
Hojas de laurel de montaña poco saludables
Una de las primeras señales que los jardineros pueden notar acerca de las plantas de laurel de montaña poco saludables es el cambio en la apariencia de las hojas. Estos arbustos pueden verse afectados por numerosas formas de infecciones fúngicas y por tizón.
Como su nombre lo indica, la mancha foliar es reconocible por la presencia de “manchas” oscuras en las hojas. Las hojas infectadas caen con mayor frecuencia de la planta. Estos deben eliminarse del jardín, ya que estos desechos pueden promover una mayor propagación del problema.
Con el mantenimiento y la limpieza adecuados del jardín, es raro que los problemas con la mancha foliar se conviertan en un problema grave.