La jardinería es un momento de paz, relajación y tranquilidad. En el nivel básico, puede permitirnos el tiempo de tranquilidad que necesitamos en un mundo que está lleno de tecnología y horarios exigentes. Sin embargo, ¿se puede utilizar la jardinería para la meditación? Aunque la respuesta a esta pregunta puede variar de una persona a otra, muchos están de acuerdo en que la jardinería meditativa puede ser una experiencia muy enriquecedora. Meditar mientras se hace la jardinería puede permitir a los productores explorar el suelo, así como su interior.
Acerca de la jardinería meditativa
La meditación puede significar diferentes cosas para diferentes personas. Las definiciones comunes incluyen un enfoque en la atención plena, la curiosidad y la intuición. La jardinería como meditación puede ser tanto intencionada como no intencionada. De hecho, la realización diaria de tareas cada vez mayores puede, naturalmente, prestarse al desarrollo de una conexión más estrecha con la Tierra y la naturaleza.
El proceso de cuidar un jardín requerirá paciencia y compromiso. A medida que las plantas crecen, los jardineros aprenden cómo cuidar mejor sus plantas. Estos atributos también son clave en la jardinería meditativa, en la que los productores prestan atención intencionalmente al significado metafórico del jardín, así como a los métodos de cultivo utilizados.
Meditar mientras se trabaja en el jardín es ideal por muchas razones. En particular, los espacios del jardín pueden ser bastante serenos. Estar al aire libre, en la naturaleza, nos permite estar más conectados a la tierra. Esto a menudo permite que nuestras mentes se calmen. Una mente tranquila es clave para establecer un estado de flujo en el que pensar libremente. Durante este tiempo, aquellos que meditan pueden sentir la necesidad de hacer preguntas, rezar, repetir mantras o cualquier otra técnica preferida.
La jardinería meditativa se extiende mucho más allá de trabajar la tierra. Desde la semilla hasta la cosecha, los agricultores pueden comprender mejor cada etapa de la vida y su importancia. Al realizar nuestras tareas del jardín de forma ininterrumpida, podemos explorar mejor nuestros propios pensamientos y emociones en un nivel más profundo. Esta autorreflexión nos ayuda cuando intentamos reconocer nuestros propios defectos y nuestra necesidad de mejorar.
Para muchos de nosotros, participar en la jardinería meditativa es lo último para aprender sobre el aprecio y la gratitud por nuestro entorno y por los demás.